venerdì 8 novembre 2013

Good morning, Vietnam...

Good morning, Vietnam...

Vietnam. Esta palabra siempre ha despertado en mí una especie de desesperación, sea por no saber la ubicación exacta, sea porque el único conocimiento que tengo del país es por la terrible guerra que “quisieron” hacer los americanos, y en la cual se perdieron muchas vidas. La “cabrona” me enseño mucho mas de aquel país. En el 2010 iba para la acupuntura y fisioterapia da querido Alberto. Su despacho era (y todavía creo que lo es) en el primer piso de un viejo edificio, en una maravillosa zona de Mantova, cerca del Lago Superior. En aquel tiempo todavía caminaba (Dios, caminar, es una palabra que no refleja mi caracolear sostenido por Aiste) y aquella escalera, para mí era como el Monte Everest para Messner, una verdadera conquista. También lo era para Alberto que me tenía que llevar sobre los hombros pero siempre apoyándome y animándome, como si la mayor parte del trabajo lo había hecho yo mismo. El padre de Alberto, Otelo, que nunca le daré suficientemente las gracias, vivió por muchos años en la antigua Sai Gon, ahora actual Ho Chi Minh City. Me propuso que me tratara un querido amigo suyo, un médico italiano que vivió durante dieciséis años en el mismo pueblo vietnamita. Fue la primera vez que escuche hablar de “células madres”. Ciro, así se llama “mi” doctor, trabajaba en una clínica privada por la tarde, mientras por las mañanas estaba en la universidad, haciendo búsqueda sobre las células madres, subvencionado regularmente por el Estado Vietnamita. En italia (he querido poner el nombre en minúscula) el estado niega el derecho de decidir si cuidar con las células madres… por puros intereses económicos, y también políticos… me AVERGUENZO de ser italiano! Volvemos a lo de antes… hable con Ciro (eso sí, yo también hablaba) que empezó a llenarme de palabras súper técnicas, de las cuales comprendí solo que no habrían efectos secundarios. A Aiste le pregunte si podía enfrentarse a un viaje tan largo de dos meses, por lo que iba a durar el tratamiento, y me respondió: "Siempre he querido visitar Vietnam ..." Rápidamente reservamos un piso, tuvimos los visados y reservamos los vuelos. Después de 15 horas de avión llegamos a Vietnam. Era el mes de abril, media estación para ellos. Lo que significaba mucha lluvia, pero muy fuerte… lo que sí llovía con un horario fijo, con lo cual más o menos estabas preparado… Excepto una vez que llovió de repente y que hicimos? Nos empapamos de agua los dos, y entramos en nuestro restaurante preferido, mirados con desprecio por los habituales franceses. Los días tenían siempre el mismo programa: tratamiento por la mañana tarde, que podías ser infiltraciones de células madres, acupuntura, fisioterapia o tratamientos quiroprácticos. Luego comida (en aquel tiempo aunque me ayudaban comía casi todo) después una vueltecita en un mercadillo, en el cual por muy pocos dólares se compraba de todo. Luego descanso (Ciro me decía que las células madres me habrían provocado cansancio, pero yo, gracias a mi físico nunca lo he notado) y después cena. Aiste se volvía loca por la comida vietnamita, de manera especial para el pho, una sopa de carne que es el plato típico nacional, que comen habitualmente (los indios) por las calles, en los chiringuitos callejeros que no son muy limpios. A este punto un pequeño comentario sobre la vida de los vietnamitas me parece lógico. Los niños son verdaderamente un espectáculo. Todos. Lo digo yo ya que en silla de rueda era su diversión principal. Sera por la altura, dado que, sentado estaba a su mismo nivel, u a lo mejor para ver que una chica empujaba un chico en una silla de rueda…. Cuando crecen y son adultos entonces se ponen más feos, los hombres más que nada, para volver después más bonitos con la viejez. No existe la delincuencia. Nunca he tenido la sensación de encontrarme en peligro. Solo en otro viaje tuve la misma sensación placentera. En la otra punta del mundo, Barbados. Donde recuerdo los titulares en una primera pagina “donde llegaremos” para un robo en una gasolinera, que había dado 80 dólares… Volviendo a los vietnamitas, lo que más les gusta es el karaoke bar, y con esto he dicho todo…. Muy buena gente, humilde, tranquila, con el deseo de ayudar el próximo (que de todas manera la mayoría habla su madre lengua por lo tanto no llegarían al objetivo ya que para nosotros es muy complicado entender). Las células madres merecen un discurso a parte. Después de los primeros tratamientos empecé a pensar que no funcionarían, aunque si Ciro me había avisado desde el inicio que los resultados no se habrían visto enseguida. Sabéis, en mi estado se necesita todo y enseguida. Pero después de un tiempo, haciendo fisioterapia con esa “bruja” de Catalina, me di cuenta de que estaba caminando mucho mejor. Imaginaros mi satisfacción… no creo se pueda imaginar, perdonadme… Volvimos una segunda vez, en diciembre en el mismo año, y mejore más todavía. Luego Ciro me pregunto de esperar una nueva célula, mucho más fuerte y mejor que la primera, pero antes se necesitaba hacer test en laboratorio antes de tener el visto bueno del ministerio de la salud. Lamentablemente para mí, la situación se demoro más de lo previsto y ahora que todo se ha resuelto, estoy en las condiciones de no poder hacer frente a un viaje tan largo… Igualmente yo he probado las células madres, y sea par mi o para otros más afortunados, yo seguiré luchando, en mi pequeño, para haber la libertad de poder elegir si y como cuidarme en lo poco o mucho que me queda de esta maravillosa experiencia que se llama VIDA.

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